Tu Sal Un Simple Condimento o un Tesoro de Minerales

Tu Sal: ¿Un Simple Condimento o un Tesoro de Minerales (o de Plásticos)? La Verdad detrás del Cristal Blanco de Tu Cocina

La sal es, sin duda, el condimento más universal y básico de cualquier cocina. Realza sabores, conserva alimentos y es esencial para el funcionamiento de nuestro cuerpo.

Sin embargo, en el supermercado, la variedad es abrumadora: sal fina, sal gruesa, sal marina, sal del Himalaya, flor de sal… ¿Son todas iguales? ¿Hay alguna más saludable que otra?

La verdad es que detrás de este cristal blanco se esconden diferencias significativas en su procesamiento, sus minerales y, sorprendentemente, en su posible contenido de microplásticos.

La Sal de Mesa Común: Pura Química y Pocos Beneficios

La mayoría de la sal que encontramos en los saleros de los restaurantes o en los botes más económicos es sal de mesa refinada. Su proceso de fabricación es intensivo:

  • Refinación exhaustiva: Se extrae de depósitos subterráneos y se somete a un proceso de alta temperatura y presión para eliminar impurezas, pero también para despojarla de todos sus minerales traza (magnesio, potasio, calcio, etc.). Lo que queda es prácticamente solo cloruro de sodio (NaCl) puro.

 

  • Antiapelmazantes y blanqueadores: Para evitar que se apelmace en el salero y para darle un color blanco impoluto, se le añaden aditivos como ferrocianuro de sodio (E-535) o dióxido de silicio (E-551). Aunque se consideran seguros en las cantidades permitidas, son químicos que no necesitamos en nuestra alimentación.

 

  • Yodo añadido: A menudo, esta sal se “yoda” para prevenir deficiencias de yodo, lo cual es positivo en poblaciones donde es un problema. Sin embargo, si tu dieta ya es rica en yodo (pescado, algas), esta adición puede ser innecesaria.

Esta sal es, en esencia, un producto químico puro, sin los beneficios minerales de otras sales.

Sales Marinas y de Roca: La Riqueza de los Minerales (y el Riesgo de los Microplásticos)

Aquí es donde la cosa se pone interesante. Las sales marinas y las sales de roca no refinadas (como la sal rosa del Himalaya o la sal gris celta) son opciones mucho más completas:

  • Riqueza mineral: Estas sales se obtienen por evaporación del agua de mar o de depósitos minerales antiguos. No se refinan intensamente, lo que significa que conservan una gran cantidad de minerales traza que la sal de mesa pierde. Estos minerales no solo son beneficiosos para la salud, sino que también aportan matices de sabor más complejos y ricos.

 

  • Textura y sabor: Suelen tener una textura más gruesa y un sabor más pronunciado, lo que permite usar menos cantidad para lograr el mismo efecto.

Sin embargo, hay una preocupación creciente que la industria no suele destacar: los microplásticos.

  • Contaminación marina: Con la creciente polución de los océanos, estudios recientes han encontrado microplásticos en la mayoría de las sales marinas comerciales del mundo. Aunque las cantidades son ínfimas, es una fuente más de exposición a estos contaminantes en nuestra dieta.

 

  • Sal de roca: Las sales de roca, extraídas de minas terrestres (como la del Himalaya), tienden a tener una menor presencia de microplásticos, ya que no provienen directamente del océano moderno. No obstante, pueden contener otras impurezas minerales si no se extraen y procesan adecuadamente.

La Flor de Sal: La Joya (y Pura) de la Corona

La flor de sal es la capa de cristales que se forma en la superficie de las salinas de forma natural. Se recolecta a mano y no se procesa, conservando todos sus minerales y una textura crujiente única.

Es la sal más “pura” y menos intervenida, y su uso está más enfocado a potenciar el sabor al final de los platos.

¿Cómo Elegir la Sal Más Saludable (y Limpia)?

La clave está en la información y la conciencia:

  • Prioriza sales no refinadas: Opta por sal marina integral sin refinar o sal de roca (como la del Himalaya) para el uso diario. Asegúrate de que en la etiqueta ponga “sin refinar”, “sin aditivos” o “integral”.

 

  • Cuidado con los microplásticos: Si te preocupa la exposición a microplásticos, la sal de roca suele ser una opción más segura que la sal marina.

 

  • Modera el consumo: Independientemente del tipo, la sal debe consumirse con moderación. El exceso de sodio es perjudicial para la salud cardiovascular.

 

  • La flor de sal para un toque gourmet: Úsala para finalizar tus platos y disfrutar de su textura y sabor únicos, ya que su precio es más elevado.

 

  • Lee las etiquetas: Fíjate en los ingredientes. Si ves números E (aditivos) o la palabra “refinada”, no es la mejor opción.

Tu salero puede ser una fuente de minerales beneficiosos o, sin saberlo, un punto de entrada de químicos y microplásticos. Elegir la sal adecuada es un pequeño gesto que suma a una alimentación más consciente y saludable.

¿Qué tipo de sal tienes en tu cocina?

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